-Me sorprende su visita, esta es su casa- dijo el padre Santiago-y yo no…yo no merezco ser la persona que le de el perdón.
- Condéneme o sálveme.
- O, mi gran señor, no me pida tal cosa.
- Yo solo soy Yo ante los que en mí fundaron su Fe. Usted, como cualquier otro hermano, tiene la facultad de condenarme ante mis faltas y ante mis defectos.
- La divinidad no tiene defectos, y menos faltas, Señor. ¿Como es que ha llegado hasta acá con esta inclinación?
- Yo solo tomo del cáliz ante vuestras miradas. Mi divinidad solo está en vuestros corazones, en sus almas. Solo respondo a las plegarias en mis días de angustia, en los días en que el mundo se aleja de mis manos.
- No entiendo estas palabras que a mi Fe lastiman, Señor. ¿Como es posible que de tan divino ser haya tantas…? no sabría como llamarlo, ¡oh no, disculpe mis carencias!
-Creo que el mejor término sería “alma arrepentida”.
-¿Es posible?
- Padre, mis imperfecciones no son ajenas a vosotros, mi deficiencia está ante sus ojos.
- No es así, mi Gran Señor, la suya es un alma pura, gloriosa, perfecta de razón, exenta de dolor y de vicios, desierta de males e injurias.
- Es mi alma de esa manera ante vuestros ojos, padre.
- ¿Cuáles son los motivos para creer que es así, Mi Señor?
- La pobreza, la marginación, las guerras, la desigualdad, la miseria, las catástrofes, el ultraje, el desprecio, la infamia, la maldad, la avaricia, la soberbia…
- Ah nombrado desgracias que son propias del hombre, que son ajenas a su voluntad.
- Yo soy la imagen del mundo, todo está reflejado hacia mí. Ninguna proeza, ni ningún acto de cobardía me son ajenos.
- Pero, el mundo ha elegido, Señor.
- Ah elegido ante mis posibilidades, yo soy el fundador principal de todo los cambios y todos los actos, yo soy el responsable de cada ser que habite en mi tierra.
- Es inapropiado que esté escuchando lo que dice, altera mis sentimientos.
- Padre, yo he venido al mundo a guiarlos, a aprobar sus conductas o a rechazarlas. He venido a mejorar mi obra, a regar mis frutos. Pero mi poder divino solo se refleja ante vosotros, solo soy divino ante mis faltas.
- No merece la reprobación de nadie Señor, nuestro perdón no cuenta ante tanta inminencia, solo merece nuestra admiración, no puedo calumniar su alma. Los hombres, somos esclavos de Usted, Señor.
- Mi alma ha sido perfecta antes que mi obra. Hoy no merezco tanta honra, mis pecados son infinitos.
- Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?
- Es a lo que he venido padre.
- Usted cree que ha pecado ¿Cuál es el mayor de ellos?
- No haber logrado que el hombre se salve del horroroso mal que habita entre ellos, no poder evitar tanto dolor dentro de sus corazones, no poder dar vida digna al que lo merece.
- Pero Señor, usted existe para amarnos y nosotros a usted. El hombre elige no amarlo, o no ser amado.
- Vuelvo a repetirle padre, que yo soy responsable ante vuestros actos. El mal no llega sólo a sus corazones, por algún motivo se estanca allí. Yo no he sabido guiarlos de la manera correcta.
- Ah enviado a su hijo a redimirnos del pecado, ah puesto en él toda su voluntad y así nosotros lo hemos recibido, no hemos podido salvarlo de la muerte.
- Su misión era liberarlos de todo mal, guiarlos a llevar una vida de amor y fraternidad, acompañarlos en el camino de la Fe, mostrarles el camino de la felicidad. Pero no pudimos enseñarlo.
- Pues no es su culpa, Señor, sino la del hombre.
Un silencio permanece estático durante unos minutos.- Mis pecados he cometido, padre…mi perdón os vuelvo a implorar.
- Señor, ante sus ruegos y ante mi adoración hacia usted, lo perdono en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…
- Amén, padre.
- Vuelva a ordenar al mundo, es inmenso el caos que hoy existe.
- El hombre ya ha actuado padre, ya no soy digno de cambiarlo. Mis ruegos serán para lograrlo, pero es muy tarde para volver a empezar. El mundo me ha escuchado y al mundo escucharé. Perdonar es divino, y amar también lo es.
1 comentario:
Hola Denis,
El Señor se ha confesado, se da cuenta de sus pecados, reconoce sus fallas.
Creo que todos deberiamos hacer lo mismo, y en el momento justo. A veces dejamos pasar el tiempo creyendo que éste borrará los errores que cometimos, pero tarde o temparno sabemos que llega la hora de confesar.
Creo que el peor pecado es negar nustras faltas y creernos que somos perfectos.
Pensar y reflexionar sobre nuestros actos debería ser una estricta tarea de todos los días, y quizás asi llegue el día en que escaseen las maldades, las mentiras,las injusticias, las envidias y todo lo que maldice al mundo en que vivimos.
Buenas tardes, y buena suerte.
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