martes, 17 de junio de 2008

Alguna vez lo dijo Cortazar

Disfrutar durmiendo de más en este fin de semana largo no me dio mucho tiempo para ponerme a escribir sobre lo que me apasiona. Pero como no quiero dejar pasar ni un día sin subir alguna nota (algo que me pasó la semana, también por falta de tiempo para ponerme a pensar), les dejo una "reflexión" de Julio Cortázar, ese genio que supo dejarnos un legado importantísimo con sus obras.

La tarea de ablandar el ladrillo, de Julio Cortázar.



"La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentrífica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero Hotel de Belgique.

Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podria transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien.

Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para revolver el café.

Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada dia y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por que estaría mal? Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan cerca del toro.

Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y aceptar taimadamente su nombre de nube, su replica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los números que buscas. ¿Por que te los daria? Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y timbla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro hacia la pared y ábrete paso.

¡Oh cómo cantan en le piso de arriba! Hay un piso arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha de su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido.

Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las cosas ya sabidas, no el hotel de enfrente: la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mi como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina."



Esta reflexión la pueden encontrar en "Historias de cronopios y de famas"

3 comentarios:

★Carlos Becerra★ dijo...

DENIS:

Que forma excepcional de Cortazar de describir la monotonía, hay que ser como el un grande en las letras para con pocas frases hacernos vivir esa "fría eficacia de un reflejo cotidiano".

Yo odio, y he odiado siempre la cotidianidad, y por suerte tengo una vida plena en vivencias y expectativas, si ambas, es que si no fuera así seria infeliz.

Me gusta abrir la puerta y encontrar caras nuevas, mentes nuevas, matices nuevos.
Con ellos labro mi nuevo día, ya no me importa comparar si sera mejor que el de ayer, solo me importa que sea nuevo, diferente, en definitiva sin monotonía.

Denis, Cortazar es magicamente genial, gracias por traernos en tu blog sus letras.

Atte.
CarlosHugoBecerra.

Germanico dijo...

Uhh es uno de mis textos favoritos de Cortázar. Hermoso. Fue placentero volver a leerlo en este blog.

Saludos

la niña z dijo...

Excelente elección!

Y sí, cómo duele negar una cucharita, che.