jueves, 3 de julio de 2008

La sopa de letras de la curación



Hace menos de un año tuve la posibilidad de visitar un lugar poco común: La Colifata, la radio experimental que realizan internos y ex internos del hospital psiquiátrico Borda. Hace un mes subí una nota sobre la lucha de los colifas para alcanzar la desmanicomialización. Esta vez, les dejo la segunda parte, una ambientación sobre el lugar. (cliquear aquí para leer la primera parte).

La sopa de letras de la curación

Paredones que encierran ilusiones, que albergan esperanzas. Arboles que abrigan a la soledad y reparan el egoísmo. Caminos y calles que conducen a una única salida: la integración. El Borda es un mundo pequeño dentro un universo gigante, inquietante, desolador. Es una gran casa que hospeda a miles de pacientes psiquiátricos, que deambulan en su interior tratando de resolver la sopa de letras que los lleve a su curación.

Hugo, interno del hospital por tan sólo dos días, lo define – recordando un poema de Marisa Wagner- como un “lugar triste, donde reina la felicidad”. Un lugar donde los sentimientos cobran vida y tratan de salir a la luz mediante ideas y expresiones.

Los murales de las paredes surgen del abismo, como si fueran pintados por la nada, por un pincel etéreo e impalpable. Estos iluminan con sus rayos claros al Borda para que no se convierta en un infierno oscuro y hostil que despoje a los internos de su naturaleza.

A pesar del brillo que brota, la oscuridad acecha muy seguido. Y La Colifata es la que trata de equilibrar esta realidad, a través de la unión entre colifas y la representación mutua.
Cada sábado, pacientes, ex pacientes, visitantes – extranjeros y nacionales-, coordinadores y médicos llevan a cabo el programa radial. Pero el sábado sólo es la expresión de una semana entera de ansiedad saturada que abate a los colifas.



Pero, ¿por qué tanta ansiedad, si cuando la noche caiga como un deshollinador, toda la ilusión se esfumará y volverán a temblar cómo hacía unas horas? Por un motivo que aleja esta creencia tan superficial: La Colifata los contiene, les permite expresarse y los deja abrirse al mundo; ese mundo que está detrás de los altos muros que rodean al Borda, que no los registra como personas.

Alfredo, colifa auténtico (de esos que la jerga urbana diría, “che, este nació con una pelota en el pie”), llega al programa por las calles internas del hospital. Mira a su alrededor, ve a sus compañeros y se sienta. En algún momento su mente atónita recuerda, seguramente, su vida afuera. Pero enseguida y sin perder el tiempo vuelve a mirar hacia los costados, por la ventana, por los ojos de algún otro colifa que ande deambulando por ahí. Ve el globo pequeño en el que pasa sus días. Y esta vez se sienta realmente. Enfoca su mirada hacia adelante y, ansioso, espera por su sección en el programa.

Como Alfredo, muchos pacientes del Borda e integrantes de La Colifata anhelan, en algún pasaje de sus pensamientos, recuperar su vida pasada. Pero hay algo que les impide que sus movimientos sólo quieran vivir para recordar. Es que ellos están felices de pertenecer a este microconjunto de almas un poco desgarradas, un poco maltratadas, un poco aterradas por todo el mal que otra menos sensible pueda ocasionarle.



La Colifata forma entidades físicas, no únicamente de carne y hueso, sino pensadoras del mundo de afuera y críticas de él. La Colifata es creadora de una nueva vida. Una nueva vida que da lugar a repensar cuestiones que afectan a la sociedad. Y da vigor a un simbolismo que sintetiza todo el trabajo realizado: la base de los controladores de la radio es una antigua mesa de parto – que traía nuevos cuerpos al mundo- que estaba abandonada y un grupo de personas la recuperó y la restauró para su uso actual.

La Colifata tomó el rol que esa oxidada partera alguna vez tuvo. Y lo hace cada sábado. Y porque no cada domingo, y cada lunes, y cada martes…

Sitio oficial de La Colifata

6 comentarios:

dispersa dijo...

hola Denis..conocía la actividad de ellos, son muy creativos.Me quede pensando en la pregunta:

¿por qué tanta ansiedad, si cuando la noche caiga como un deshollinador, toda la ilusión se esfumará y volverán a temblar cómo hacía unas horas?

E imagine,q se puede formular a cualquiera q regresa del trabajo.

También me detuve en este párrafo:

anhelan, en algún pasaje de sus pensamientos, recuperar su vida pasada.

Creo q con esta radio el anhelo mas vital es q toman a pequeños manotazaos "la vida futura",algo q el borda,la soledad y tal vez su débil salud se empeña en quitarles.

Es sano pensar en proyectos,en la libertad,en la creación.

Un beso

★Carlos Becerra★ dijo...

DENIS:

Mira lo que son las cosas . . .

Aqui han puesto en las dos cadenas televisivas de mayor encendido una publicidad de una bebida (Acuarius, de la firma Coca-cola) un spot publicitario donde cuentan las aventura y desventuras de "La colifata" y sus personajes y/o protagonistas.

Desde que salio por primera vez a mi mujer (que es española) le llamo mucho la atención y le produjo ternura, así que yo le he tenido que contar la historia de estos maravillosos "colifas" bien a fondo.

Cuando hoy comencé mi paseo diario por los blogs ( que incluye unas 25 cibercasas) y entre al tuyo, al ver este post llame rápidamente a Isabel (mi mujer) y ella se lo leyó todito, tanto este como la primera parte, y le ha gustado mucho la forma en que tu cuentas los ires y venires de esta gente de fabula.

Ahora vamos a entrar a su web para saber mas de ellos.

Te dejamos un abrazo desde Melilla.
Carlos e Isabel.

Germanico dijo...

Hola Denis, como va?

Bueno, tus post son siempre para pensar, para cambiar el mundo, diría yo.

1) Interesantísimo. Para mi fue revelador pues lo desconocía.
2) Felicitaciones por el trabajo. Loable.
3) Entrando en el fondo de los 2 textos, encuentro como maravilloso este trabajo por los "colifas".

Desde las ciencias jurídicas hay quienes afirman que en verdad las sociedades mas que la reinserción del loco buscan su aislamiento, lo mismo que con los ancianos, quienes delinquieron, etc. Y hay una retroalimentación en esto, como deslizas: se convierten en "clientelas" de sistemas de control institucionalizados, de grandes aparatos burocráticos y represivos.
Recuerdo que en el verano, a unos km de Colon, Entre Ríos, lejos de centros poblados había un centro de estos tambien, antiquísimo por cierto, y me llamó la atención ese aislamiento físico del instituto, contrario a toda integración.

Aplaudo los intentos de gente de buena voluntad como los que comentas por romper con estos tratos inhumanos. Algo bueno está pasando.

Abrazos

Pd: Me entregaron un premio hoy. Ya pensaba otorgártelo, y despues de este post, el dartelo se impone como un deber. Así que estará en mi blog en un rato.

Anónimo dijo...

¡Ahhh...!
¡La colifata es una masa! Lástima que en Salta no pueda encontrar la frecuencia, pero tengo un amigo en España que la escucha religiosamente.
Muy buen Post, che.
Abrazos!

A dijo...

q loco eso de la mesa que era una camilla de partos.
He escuchado la colifata alguna vez y siempre tuve ganas de ir.
Interesante la historia.

senses and nonsenses dijo...

aquí los hemos conocido a través de ese anuncio de aquarius que comentaba carlos.
radio colifata es una iniciativa estupenda ,y un tema interesantísimo del que me gustaría saber más.
estar loco al final sólo es salirse de la norma general, el no poder disimular y parecer normal: o al menos, como el resto de tus vecinos.

un abrazo.