martes, 8 de julio de 2008

El próximo Watergate en Latinomérica

Dejemos de hablar un poco de las retenciones y miremos para atrás.

Lo que el mundo entero vio en el año 1974, podría verlo hoy, o mañana o dentro de unos meses, o hasta tal vez en años, en nuestro país: Argentina. No cabe duda que los casos de corrupción acontecidos en los últimos tiempos en el país han opacado de cierta manera la imagen del matrimonio Kirchner. La diferencia con el caso Watergate es que acá sólo son rumores y conjeturas.

Sin embargo, no hay que olvidarse que varios funcionarios oficialistas han dimitido ante sus puestos por estar implicados en casos de corrupción muy severos y otros siguen implicados.

Enumero algunos:
  1. Felisa Miceli, ex ministro de Economía, renunció por la bolsita de dinero en su despacho.
  2. Kirchner había echado al titular de ENARGAS por el caso Skanska.
  3. A Romina Picolotti, secretaria de Medio Ambiente, la acusaron de hacer negocios familiares dentro de la cartera.
  4. A Enrique Albistur, secretario de Medios de la Nación, lo acusan de beneficiar con pauta oficial por 10 millones de pesos a empresas que le pertenecen (ya había sido denunciado el año pasado por facilitar “ingresos” de periodistas a su secretaría).
  5. A varios cancilleres los acusaron de mantener una asociación ilícita para facilitar la importación de vehículos de lujo mediante franquicias diplomáticas irregulares.
  6. En 2005 la Asociación Argentina de Aeronavegantes denunció que unas 150 de las 855 personas que integraban LAFSA estaban vinculadas a funcionarios y sindicalistas y que los sueldos los pagaba el Estado.
ACLARO, ESTO NO ES UN INTENTO GOLPISTA

¿Qué tiene que ver con el caso Watergate?
Bajo el mando de Richard Nixon (trigésimo séptimo presidente de EEUU), en plena campaña presidencial, el 17 de junio de 1972, James W. McCord, Bernard L. Barker, Frank A. Sturgis, Eugenio R. Martínez y Virgilio R. González fueron detenidos por ingresar para tomar información secreta de los demócratas en el Comité Nacional del Partido, en el mismo complejo Watergate de Washington.

El fin era obtener pruebas para incriminar al gobierno de Nixon en casos de corrupción, a través de escuchas telefónicas realizadas por ellos mismos. Finalmente se vieron entrometidos una larga fila de funcionarios del propio presidente y, con poca fortuna, terminó siendo Nixon el principal artífice de toda la putrefacción del gobierno. Este caso conmovió al mundo entero. Los cinco infiltrados fueron acusados por conspirar e interceptar conversaciones ajenas y fueron llevados a prisión con condenas extensas.

Pero, todos en el entorno del presidente habían pensado que el problema había terminado con las detenciones. Los mayores dolores de cabeza de Nixon recién empezarían. El revuelo comenzó a tocar la esfera pública. Los medios estadounidenses y los de todo el mundo comenzaron a hablar sobre el tema, dejando muy mal parado al propio presidente. Estados Unidos se veía en la crisis política más profunda de su historia, ya que esto no sólo afectaría a la figura de Nixon, sino que el país (la máxima potencia junto con la URSS hasta los 90’) sería el payaso del mundo. Todos lo señalarían por su poca efectividad gubernamental y por su falta de compromiso con los valores fundados en su Independencia.

Durante los dos años siguientes a 1972, el mandato de Richard Nixon llegaría a su fin. El Comité de Investigación del Senado comenzó a citar a los funcionarios del gobierno implicados en la causa. Los rumores de que Nixon era parte de los casos de corrupción se hicieron cada vez más fuertes. El senador demócrata Sam Ervin dijo que por algo el presidente no dejaba que sus colaboradores declararan. Tras estos dichos, el mandatario hizo que expusieran sus testimonios. Así, 6 funcionarios dejaron sus puestos por la presión de los acusadores. Todo se vio por TV. El mundo entero vio lo que Nixon nuca quiso ver, lo que el “pueblo americano” nunca quiso ver. La situación más vergonzosa que nunca se hubieran imaginado. La corrupción era cuestión de los países en desarrollo, no de una superpotencia como lo era EEUU.



Poco a poco, en Nixon se iba desintegrando todo su poder al frente del país. Sus hombres más cercanos lo involucraron directamente con el caso, revelando las escuchas en el despacho del Comité. Todas las pruebas en contra del “jefe” no tardaron en confirmar las denuncias. Tras forcejeos previos, las grabaciones fueron entregadas al Tribunal de Apelaciones. A principios del año 1975, siete ex funcionarios fueron condenados por obstruir el proceso de la Justicia. Nixon, sin gloria y con mucha pena, fue culpado por "embarcarse personalmente o a través de sus subordinados o agentes en un rumbo de conducta o plan dirigido a retrasar, impedir y obstruir la investigación"(extraído del diario El mundo) sobre el caso Watergate. Finalmente, Nixon se declaró culpable. Perdió el apoyo de todo sus aliados y el 8 de agosto de 1975 dejó el cargo de presidente de los Estados Unidos. Echo lamentable, pero cierto.

Entonces, si esto ocurrió en el país más poderoso de la tierra, ¿alguien cree que no puede ocurrir en nuestro país, con todos los casos de corrupción que enumeré? ¿Si los negocios turbios salen a la luz, quién debe hacerse cargo y dar un paso al costado? Insisto, no es un intento golpista, yo voté a Néstor y posteriormente a Cristina, pero si algo de este tamaño sucede, no hay que dar vuelta la cabeza.

2 comentarios:

Cynega dijo...

¡Gracias por pasar!
Veremos qué pasa en esta bizarra comedia de Darío Vittori.
¡Muy buen blog!
¡Saludos!

Hisae dijo...

Uppps.... interesante lo que nos cuentas.
Viajé a Argentina el año pasado. Me contaron muchas cosas de la etapa del corralito. Nunca oí nada de esto. Daré esta dirección para que te lea algún amigo argentino.

Saludos.