
Como verán, en esta última semana se me ha ido perdiendo la imaginación para abordar temas relevantes. No me salen las letras cuando me pongo a escribir. Nose porque será, pero creo que todos tenemos en algún momento esta fragilidad. Temo que sea el "gen simpsons", como alguna vez le pasó a Lisa, que creyó que su inteligencia se extinguía a medida que crecía (solo para fanáticos de la familia amarilla).
Y así como no tengo muchas palabras para poner (esta es la primera vez que escribo sobre una cuestión netamente personal), hoy leí una frase que Oscar Wilde citó en "El retrato de Dorian Gray":
"Todo arte es más bien inútil"
Pero, ¿qué es inútil? Mis palabras son inútiles, ya que no cambian nada, ni a nadie. Y no quiero comparar un simple párrafo con arte. Una vez escuché a un amigo que se dedica a la gastronomía decir que él "hace arte en la cocina". Y me lo creí, pero no por iluso e inocente, sino porque de alguna forma, todo lo que no sirva para sobrevivir es arte. Entonces, cambio de parecer y creo que mis palabras son arte.
Y me refiero al arte no como una mercancía de valor, sino "al arte por el arte mismo." Puede ser de gran calidad o no tenerla lo más mínimo, y sigue siendo arte. La calidad se la da el artista, le da el valor. En muchos casos el intérpetre de la obra transforma algo en arte, y se lo respeta por su nombre. En mi caso, no soy de renombre, ni reconocido, pero lo poco que aporto puede considerarse arte.
Arte es la música, y no sólo la clásica de Beethoven o la de Bach, la cumbia villera es arte, de menor o mayor calidad, pero es arte.

La gran diferencia la crearon los intelectuales. Adorno y Horkheimer, pensadores de la Teoría Crítica, postularon su idea sobre "el análisis de las masas". Según estos, las masas dieron lugar a la creación de la industria cultural, mecanismo que le quita calidad a los productos artísticos que consumen las clases altas. Así, la imagen del cuadro de la Mona Lisa puede ser utilizado como publicidad en una lata de arvejas. Y esto ya no es arte. Por supuesto que no lo es, pero los públicos masivos son los que consumen el arte y lo transforman, lo dan vuelta y lo vuelven a transformar.
Los modelos de automóviles transpiran arte. Los diseñadores emplean todo su genio para hacerlos. La moda es arte, una bolsa es arte, un corte de pelo es arte, no sólo un cuadro o una edificación arquitectónica.
El arte no es inútil. Sólo lo es si se piensa que con él se puede salvar al mundo o ser más feliz.
Tanto hablar de arte y arte, me dieron ganas de hablar sobre Salvador Dalí, el único artista-pintor que admiro. Pero como no soy la persona indicada para opinar sobre su intención intelectual, voy a dejar imágenes de los cuadros que a mi entender son lo mejor de su obra.



