
“Hay buenos muchachitos, con metejones de primera agua, que le amargan la vida a sus respectivas novias promoviendo tempestades de celos, que son realmente tormentas en vasos de agua, con lluvias de lágrimas y truenos de recriminaciones. Generalmente las mujeres son menos celosas que los hombres. Y si son inteligentes, aun cuando sean celosas, se cuidan muy bien de descubrir tal sentimiento, porque saben que la exposición de semejante debilidad las entrega atadas de pies y manos al fulano que les sorbió el seso. De cualquier manera; el sentimiento de los celos es digno de estudio, no por los disgustos que provoca, sino por lo que revela en cuanto a psicología individual. Puede establecerse esta regla: cuanto menos mujeres ha tratado un individuo, más celoso es." Roberto Arlt, Sobre los celos en Aguasfuertes Porteñas.
Los celos, los celos…son la inestabilidad propia del ser humano. Celo se asemeja con envidia, ese sentimiento que propaga diferencias entre las personas. No hay celos únicamente entre una pareja de ambos sexos, sino que los celos se notan en el trabajo, en la familia, entre los amigos, en el colegio, en la universidad y en cualquier ámbito donde uno supera la barrera de lo que quiere el otro.
Considero al celo como el sentimiento que irradia una persona cuando anhela lo que el otro tiene. Ese celo que a veces se transforma en una situación enfermiza de uno de los dos lados, el que lleva adelante un emprendimiento, por ejemplo, y el que desea hacerlo él mismo.
En una situación laboral, dentro de un equipo de trabajo, siempre hay un jefe que divide las tareas entre los empleados. Generalmente, a uno le toca realizar tareas más importantes que las del resto. Si al que lo hace le está yendo bien, muchas veces se genera una ruptura en el interior del grupo.
Supongamos que a Ruben le bajaron línea para llevar adelante una reunión con los gerentes de la organización y a Carlos le dijeron que se ocupe de los jefes. Ambos tienen que darse ayuda mutua para lo que necesiten, sin entrometerse en profundidad en ninguno de los dos casos. Ruben logra reunir a los gerentes, da una buena impresión y todos se quedan contentos por la oratoria de éste. A Carlos también le fue bien, pero sabe que orientar a integrantes de una gerencia, como le tocó a Ruben, es más importante para su futuro.

Caricatura de Monero Hernández.
Desde este momento, Carlos siente inferioridad y el clima cambia. Los celos y la envidia le carcomen la mente a Carlos y comienza a obrar con mala fe en todas sus actitudes. El grupo se desintegra en su núcleo. Esto es lo que genera una rivalidad que nunca acabará, donde uno quiere lo que al otro le tocó.
Este tipo de casos puede darse dentro de una oficina, como así también puede darse en una reunión familiar, entre amigos o entre una pareja. De todas formas, a veces los celos están buenos. Dejan de serlos cuando se convierten en sentimientos enfermizos.
¿Pasaron por alguna situación donde los celos sacaron lo peor de su persona?