jueves, 24 de abril de 2008

Pocas respuestas del Estado


Fuente:www.abc.com

En el sitio oficial del Ministerio de Desarrollo hay pocas respuestas sobre políticas dirigidas hacia la gente que vive en la calle. Hay información sobre el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria, pero no brinda datos precisos sobre cantidad de personas en esta situación.

Es preocupante que haya tanto silencio sobre este tema. Las veredas están cada vez más pobladas, la delincuencia crece a valores insostenibles. Preocupa, y mucho. Busqué por todos lados y no encontré el número exacto de personas sin hogar. El último censo que realizó el Gobierno de la Ciudad fue en el año 2005, con Jorge Telerman como vicejefe.
Esto es lo que dice en el sitio del Ministerio de Desarrollo lo que promueve el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria:

• Asistencia alimentaria a familias en situación de vulnerabilidad social.
• Incentivo a la autoproducción de alimentos en las familias y redes prestacionales.
• Asistencia a comedores escolares
• Asistencia a huertas y granjas familiares
• Atención a la embarazada y al niño sano
• Fortalecimiento de la gestión descentralizada de fondos.

Esto, todavìa, no se ve reflejado en la realidad.
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Lo dijo un experto



Para entender sobre este "fenómeno callejero" que no para de crecer, hablé con Enrique Timó, un experto sobre la materia. Enrique es Licenciado en Ciencias Antropológicas de la facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Entre otros logros académicos, posee el Certificado superior en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (1989) y una Maestría en Antropología Social de la Universidad Nacional de Misiones (1997). En este momento es docente de varias materias sociales en la UADE y se está doctorando en la UBA, con su tesis en preparación sobre “Los procesos de Integración Social en una Provincia Pluriétnica: Entre Ríos (1853-1916)".

El audio:

Para no olvidar

Los niños que viven en la calle son parte de una situación muy difícil de explicar. Analizar las causas del aislamiento y el abandono de parte de sus familias es muy complicado. Guarda un entramado político y social que genera incertidumbre a la sociedad. Los gobiernos que pasaron por el poder y los que se encuentran ejerciéndolo no encuentran la forma de resolverlo. Así, este tema se convirtió desde hace años en una realidad "oscura" de la que no se puede salir.

Fuente: www1.autistici.org

Los niños siguen huyendo de sus casas para refugiarse en las plazas, en Retiro, Constitución, Once e interminables huecos que encuentran para dormir. Difícil evitar esta problemática.

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Sin hogar
Los chicos de la calle


miércoles, 23 de abril de 2008

Pobreza e Indigencia (lo tuve que poner en mayúscula)

Estuve revisando el sitio oficial del INDEC, y no encontré datos sobre cuántas personas viven en la calle. Sólo hay archivos estadísiticos con níveles de pobreza e indigencia, níveles de empleo y desempleo, níveles de educación, etc.
Un dato de interés, que quizás muchos no conocían, es cómo se mide el nivel de Pobreza y el de Indigencia. El INDEC dice:

"El cálculo de los hogares y personas bajo la Línea de Pobreza (LP) se elabora en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). A partir de los ingresos de los hogares se establece si éstos tienen capacidad de satisfacer -por medio de la compra de bienes y servicios-un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales. El procedimiento parte de utilizar una Canasta Básica de Alimentos (CBA) y ampliarla con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, etc.) con el fin de obtener el valor de la Canasta Básica Total (CBT). Sobre este punto, véase Composición de la CBA del adulto equivalente (mensual).
Para calcular la incidencia de la pobreza se analiza la proporción de hogares cuyo ingreso no supera el valor de la CBT; para el caso de la indigencia, la proporción cuyo ingreso no superan la
CBA."

Es muy racional, pero habría que hacer un análisis muy profundo para constatar que se den todos estos requisitos.

Los hijos de la oscuridad: los sin techo

La Argentina es uno de los países de Latinoamérica (había puesto Sudamérica, pero entendí que no sólo el sur está en deplorables condiciones) que más gente alberga en sus veredas. Formamos parte del contingente de países "en vías de desarrollo" (como muchos siguen afirmando), que tienen los myores índices de pobreza. Y aunque los datos oficiales de cada mes que se emiten desde el Gobierno, dicen que el nivel de pobreza y de indigencia bajó, la realidad sigue mostrando la misma foto.
Los niños se van temprano de sus viviendas precarias, y van a parar abajo de un puente, durmiendo en un colchón todo destrozado. Así, se les suman a los otros miles que desde hace tiempo estaban en su nuevo lugar.
Así como nosotros, en Bolivia, Perú, Chile, Brasil y Venezuela, se vive esto. Les dejo un video bastante emotivo que bajé de Youtube, colgado por un movimiento de ayuda para la gente de la calle que vive en el país gobernado por el General Chávez, la república Bolivariana de Venezuela.

martes, 22 de abril de 2008

Verlos sin vida, duele

Creer en sueños y añorar un pasado fructífero, a veces hace que uno se golpee con la primera pared con la que se cruza. No todo sale cómo uno quiere, menos cuando nuestro país está en las condiciones en las que está. Caminar por las calles porteñas se convierte en un duro trabajo. Esquivamos pozos, calles rotas y caños que pierden agua (no siempre es totalmente potable).
Pero el gran problema que aqueja a esta ciudad no es pura y exclusivamente "de infraestructura". De este discurso se jacta cada Jefe de Gobierno que asume, para repcochar la gestión de los funcionarios anteriores. Y que a nadie le extrañe que esto siga, y siga siendo así.
Retomando, el problema más grave de las calles (originada a partir de la seguidilla de privatizaciones del Dr. Menem en la década de los 90') es el "factor humano". Me refiero a las personas que viven en la calle, que no tienen donde acostarse a dormir, que no tienen siquiera un plato con comida, que no tienen forma de asearse, que viven entre la miseria. De eso están nutridas nuestras calles. Las calles de una ciudad de pobres corazones, como dice Fito. Una ciudad desamparada.



Juanito Laguna, de Antonio Berni, un chico de la calle.

Mientras unos disfrutan de un rico sushi en Las Cañitas, otros piden la sobra de lo que queda en un hogar. Y no hablo desde ninguna postura política, no hace falta decirlo. Por que diga esto no quiere decir que sea medio zurdito y que la clase alta me moleste, al contrario. Trato con ella constantemente. Sólo repito que me duele ver nuestra situación. Más de 3.000 personas sin vivienda, con su colchón sucio abajo de un puente, da verguenza. Y el turismo?
Corresponde ser nobles y asumir que en algo nos equivocamos...todos, desde cada una de sus actitudes. Muchos cuestionan a las personas que le dan limosna a la gente que vive en la calle. Dicen que alimentan la delincuencia, que metros más adelante nos terminan asesinando por una moneda (que hoy no alcanza ni para comprar un alfajor). Pero, pensar de esa forma no nos lleva a nada.
Del otro lado están los que te putean porque le subís la ventanilla del auto al que te viene a limpiar el parabrisa. Ahora, si te pasan la monedita por toda la pintura del auto, porque vos le cortaste el rostro, son unos delincuentes. Está claro que los que se ganan la vida limpiando vidrios, no son nenes de mamá, no? Igual, reitero, no hace falta decirlo. Pero a veces, uno no es justo ni injusto.
La vida en la calle está cada vez más peligrosa. La Ciudad de Buenos Aires, con el Obelisco, el Puente de la Mujer, el barrio de Recoleta, los edificios de Puerto Madero, las angostas de Palermo Viejo, el ancho de la 9 de Julio, monumentos por doquier, Belgrano y hasta Caminito, hacen de una Metrópolis distinguida en el mundo. Inversionistas, empresarios famosos, genios de la literatura, y hasta la Antorcha Olímpica, nos eligen. Pero el fantasma de una ciudad desamparada nos acecha. Nos estamos agachando ante nuestra propia historia. Todo es muy lindo, pero si nos creemos siempre el mismo cuento, al final el lobo nos va a cagar y nos va a comer los chanchos. Y nos va a doler.