martes, 5 de agosto de 2008

La religión al borde de la locura: el Señor engañó a su servidor (2da. Parte)

(Cliquear aquí para ver la 1ra. Parte)

El señor me imploró por su alma. El cielo era nuestro destino y yo debía empujarla hacia él, a ese cielo que sería nuestra eternidad, nuestra salvación.

Mi promesa fue hacia Dios y hacia nosotros. Juré llevarla conmigo. Ella no actuó por sí misma. Yo debía empujarla hacia él, pero el Señor no me dio tiempo para que yo la siga.

Desde ese momento no consigo verla. No me han dejado ir a buscarla. Nosotros nos prometimos, en realidad, le prometí nuestra salvación. Y hoy me quedé sin nada, devastado.

El Señor así lo quería, supongo. “En el cielo alcanzarás la plenitud de tu alma”, me sigue repitiendo. Desde aquí, interconectado con cables, no lo puedo alcanzar. Atrapado entre sábanas, no lo puedo tocar. Imploré e imploré por una respuesta que nunca ha de llegar.

El Señor me prometió una nueva vida, la que aquí no le pude dar. Y me esquivó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los ateos al poder!!!

Denis Fernández dijo...

No soy ateo, es una crítica constructiva hacia el catolicismo, nada más.